El exarquero del América, el uruguayo Alexis Viera, mostró detalles de su casa y los recuerdos que conserva de su trayectoria de 20 años en el fútbol.
Entrar a la casa de Washington Alexis Viera Barreto es como ingresar a la vivienda de un caleño más. A pesar de tener la bandera uruguaya en un sillón cerca de la cocina, se escucha salsa con buen volumen. “Tengo derecho a ser feliz”, de Junior González y “Aparentemente” de Tony Vega es la melodía que disfruta Andrea Espel, la esposa del exarquero, mientras está pendiente del almuerzo.
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Son las 11:30 de la mañana del martes 22 de septiembre, Alexis sale de su cuarto hacia la sala y saluda enérgicamente a su mánager, “¡Cómo andás, Cikar!”.
Viera camina sin los bastones, ha logrado sostenerse solo, aunque reconoce que se va al suelo algunas veces, pero que como buen arquero, aprendió a caer. También conserva su tono de voz alta, típica de los guardametas que alertan a sus defensores.
El exportero del América viste todo de la marca Adidas, camiseta negra, sudadera gris y y zapatillas gris oscuras.
‘El Pulpo’ vive confortable en un clima campestre, en una de las grandes unidades residenciales de Jamundí, junto a su señora y sus dos hijos Gonzalo y Victoria, quien es nacida en Cali.

Mientras toma asiento, Viera habla con su mánager de sus negocios y de las conferencias que le brinda a instituciones importantes. “Las empresas tienen que llevar historias de vida, más que experiencias”, reflexiona.
Justamente comentó que a las 7:00 de la noche de ese martes tenía una charla con el plantel profesional del América, un día antes antes del partido con Universidad Católica por Copa Libertadores. Alexis tiene una agenda bastante cargada, entre sus ocupaciones también está su Club Deportivo.
Al hablar sobre el gran afecto que siente por el equipo escarlata, dice que le quedó una espinita. “En todos los equipos que estuve logré algo importante, menos en el América, el club que tanto quiero”.
El uruguayo, quien está próximo a cumplir 42 años (18 de octubre), confiesa tener una gran mejoría en su estado de salud luego de superar las duras lesiones que le provocaron los dos impactos de bala que le propinó un delincuente, en un asaltó en su casa, el 25 de agosto de 2015. “Uno de los disparos me atravesó el pulmón y debo tener cuidado con esta situación que se vive ahora”.